Leopoldo Luque y su anhelo de dirigir al aurirrojo: «Si alguna vez se da me encantaría volver»
En uno de los días más triste del fútbol argentino refritamos una nota que se le hizo a Leopoldo Jacinto Luque cuando jugó en Boca Unidos y cómo estuvo a un paso de dirigir al equipo de la ribera. El cronista fue Wlater Disanti y lo compartimos.
Leopoldo Luque, un campeón del mundo que se entusiasma con dirigir a Boca Unidos
Uno de los estandartes del seleccionado de Menotti en el ‘78 reveló su interés de llegar a ser DT del equipo de la ribera. Salió a exorcizar los fantasmas de aquella final ante Unión de Pinedo. Habló de su socio correntino. Contó que llegó al Cambá Cuá como consecuencia «del peor error en mi vida»
“Chamigo, vení. Vamos a hacer un buen equipo, necesito un delantero”, pidió Francisco “Pancho” Sá. Transcurría 1983 y dirigía técnicamente a Boca Unidos que se preparaba para disputar el torneo regional buscando clasificar al Nacional `84 de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). “Si conseguís el pase voy a jugar”, contestó Leopoldo Jacinto Luque que por entonces había abandonado la práctica profesional.
Poco tiempo después de aquel diálogo Luque se instaló en un departamento en el albergue deportivo del barrio Ferré. Se transformó en un vecino más del Cambá Cuá. Empezó a jugar para Boca Unidos. Una efervescencia aurirroja se expandió, ganó la ciudad y la provincia. La Corrientes futbolera conmocionó. En su seno cobijaba a uno de los artífices del campeonato mundial ganado en 1978, por aquella selección argentina de la mano de César Luis Menotti.
A treinta años de aquella histórica incorporación, Luque renovó el lazo y redobló la posibilidad de un nuevo vínculo. «Me gustaría dirigir a Boca Unidos», expresó entre recuerdos de su paso por Corrientes. Revivió aquel partido final perdido ante el Club Atlético Unión de General Pinedo, Chaco. Salió a exorcizar los fantasmas de aquella definición. Contó sobre su socio correntino y sus excompañeros. Habló de su presente y resumió todo afirmando «después de todo, ¡qué lindo que es el fútbol!».
El regreso como objetivo
Devenido en director técnico, quien fuera goleador de la selección nacional y de River se entusiasma con tener una oportunidad de volver a Corrientes para dirigir al primer equipo de Boca Unidos.
«Hablé dos o tres veces con (Juan Carlos) Cattáneo, quien fue el presidente de Boca Unidos cuando jugué en Corrientes. Una vez, no sé qué técnico no andaba bien, lo llamé y le dije mirá, no te olvides de mí que yo alguna vez pasé por ahí. Tengo ganas de dirigir y conmigo no vas a tener problemas. Después me llamó Cattáneo y me dijo que hablaron con una dupla (Luis Medero y Claudio Marini). Bueno, teneme en cuenta, le dije», contó Luque.
También recordó que «hablé una vez con (Alfredo) Schweizer. Yo tenía un proyecto para las inferiores, como se que también están en AFA, trabajando muy bien. Pero me dijeron que ya estaba a cargo otra persona, entonces ya está, en el fútbol nos conocemos todos y hay que respetar al que está trabajando», sostuvo.
«En otra oportunidad también hablé con alguien más, Roberto Marioni, quien resultó ser el coordinador de las inferiores. Pensé que era el técnico de una de las categorías, pero después supe que estaba al frente de todo. Entonces ya no dije más nada. Porque es feo estar hablando cuando hay alguien trabajando. Hay que respetar a quienes lo están haciendo. Es feo que uno esté en un lugar y estén hablando por el mismo espacio de trabajo donde se está desempeñando», aclaró Luque.
«Si alguna vez se da me encantaría volver», insistió. «Me gustaría dirigir allí por lo profesional que son. Me enteré lo que le pagaban a un arquero y allí tomé la dimensión que es superprofesional el ambiente. Hay jugadores de primera que no ganan eso. Por eso te das cuenta que de aquel Boca Unidos al actual evolucionó y está muy bien», consideró el exgoleador.
Al referirse sobre el presente del equipo boquense que compite en el Nacional B, opinó que «Carlitos Trullet es amigo mío, trabaja muy bien. Es muy exigente. Es un técnico muy serio», calificó.
«Ganábamos de taquito»
¿Qué pasó en aquella recordada final por el regional en 1984, para clasificar al Nacional, en la que se perdió en el partido de vuelta, en Corrientes, ante Unión de General Pinedo?
Luque dio su versión. Desestimó una supuesta vendida o que problemas con su transferencia condicionaron el resultado.
«Primero, en la AFA nadie le gana los puntos a nadie. Segundo, al mandar el transfer desde México fue suficiente. Y AFA me habilitó. Nosotros (con Boca Unidos) fuimos pasando etapas en el torneo regional y nadie protestó», explicó.
«Con respecto a que el plantel o parte del plantel se vendió, quien lo dijo lo hizo con intención de crear malestar. Por supuesto. En Corrientes se conocen todos. Muchos de aquel equipo eran pibes de allí. Al contrario, estábamos todos convencidos de que íbamos a llegar al Nacional. Habíamos empatado allá (por Pinedo, Chaco) y, en casa, creíamos que íbamos a ganar de taquito», espetó Luque.
«Me pasó lo mismo en la selección nacional. Todo el mundo habla que con Perú arreglamos el partido y en muchos de los partidos de definición en los mundiales sucede que se tienen que hacer tres o cuatro goles. De esto nadie dice nada, como nadie dice nada que Brasil le hizo tres a Polonia y que le pudo haber hecho seis», agregó.
A la vez, Luque se despachó sosteniendo «no creo nada, ni le doy importancia. Lo que sí me enteré es el comentario de que Boca Unidos podía perder el partido por el supuesto problema en mi pase. Pero esto no es así, porque cuando está el transfer que te habilita, ya está, no hay discusión», afirmó.
«Con aquel equipo de Boca Unidos hicimos una campaña brillante. Perdimos el último partido contra Unión de General Pinedo. Tuvimos que haberlo definido de visitante», se reprochó. «Me comí dos o tres goles ahí. Pero pensé, cero a cero allá, acá (por Corrientes) los cocinamos. Y nos ganaron 4 a 3, y me anularon un gol a mí», se lamentó.
«El gol que hice fue de afuera de área y el árbitro anuló. Cobró no sé qué. Y con ese gol nos poníamos nosotros uno a cero arriba. No nos ganaban más. Una jugada de pared que no sé qué terminó cobrando el árbitro. Ahí entendí como a ese nivel los árbitros cobran cualquier cosa», criticó.
«Ellos (por Unión de Pinedo) tenían algunos que la rompían. También dos delanteros muy rápidos. Era un equipito interesante. Pero la gente habla por ahí porque no sabe lo que es vivir en el mundo del fútbol», dijo.
Sociedad correntina de un mundialista
«Lo que jugaba ese, ¡puf!, tuvo que haber estado en algún equipo grande», dijo Luque refiriéndose a Ramón Argentino «Pele» Almirón, uno de sus compañeros en aquel equipo. «El negrito fue mi socio, era mi compadre en la cancha», recordó.
«Estaba (“Palito”) Arce. Había un pibe de Buenos Aires de apellido (Diego) Mouzo, un defensor. Me acuerdo de los muchachos, aunque no tenga presente algunos nombres», aclaró. «Una vez me encontré en Mendoza con el “Chapu” (Walter) Chapo. Yo le decía así, el “Chapu”. Estuve con él y su señora que vinieron a pasear. Cada tanto nos hablamos, casi siempre para Navidad», contó.
«En Corrientes me trataron con mucho afecto. Recibí mucho cariño por parte de todos. Habré estado algo así como cuatro meses. Viví en un departamento cerca de la costanera y de la sede del club en el barrio Cambá Cuá», recordó alegría.
«Al momento de venir a Boca Unidos yo residía en la ciudad de Santa Fe. Los miércoles iba a Corrientes con mi hijo Seba, que en aquel entonces tenía 6 años. No moví a toda mi familia y continué en Santa Fe. Entonces viajaba a Corrientes los miércoles, a veces antes, según el lugar dónde teníamos que jugar el fin de semana. Hacía eso porque no sabía hasta cuándo iba a durar mi situación», rememoró.
La llegada al Cambá Cuá
Luque recuerda que por 1983 «había dejado el fútbol. Era un jugador del equipo mexicano Jaiba Brava del Tampico, contrato que no cumplí», admitió. «Había firmado buena plata por 26 meses. Pero terminé volviéndome. Son esa cosas que uno hace por amor a tu país», explicó.
«En el segundo semestre tras mi transferencia a México vengo de visita a Argentina y me encuentro en el aeropuerto con el “Pato” (José Omar) Pastoriza. Tomamos un café y me comentó que estaba armando un equipo donde iban a venir (José Orlando) Berta, éste y aquel. Sería bueno que te sumaras me invitó. Yo le dije que allá estaba bien, que ganaba bien. Fijate me dijo», recordó.
«Terminé viniendo a Racing y fue el peor error que cometí en mi vida. ¿Por qué?, si bien arreglé la misma plata y estaba en mi país, no cobré nunca. En México era puntual el pago. Allá se enojaron mucho por esta situación porque el pase fue de un costo importante y habían gastado mucha plata en contratarme», agregó Luque.
«Entonces le dije al presidente del club mexicano que me venda para recuperar la plata. Ellos siempre se portaron muy bien conmigo. Como no se daba una transferencia me fueron prestando. Primero fue al Santos de Brasil, y después Chacarita, y con esto sacaron un dinero importante», señaló.
«Con Racing fue un clavo porque yo no había venido gratis, sino que el club tenía que pagar mi contrato y también a la institución mexicana. No lo hicieron, le dieron papeles, pero nada más.
Por esta situación tuve que irme antes de lo previsto de Racing. Se fue el ´Pato´ Pastoriza y me fui con él. Vino un chanta como técnico. Todo esto hizo precipitar mi retiro», relató.
Entonces el excentro delantero de la selección campeona del mundial del ’78 recordó que «estaba haciendo el curso de técnico, y como tengo una muy buena relación con Pancho Sá, él estaba dirigiendo a Boca Unidos, me llamó y me dice vení. No, le digo. Le expliqué que para conseguir el pase en México iba a ser muy difícil después de todo lo que pasó, que iba a tener que ir con guerrilleros», rió tras el mal paso dado al venir a Racing.
«Como lo conozco y es buen tipo lo escuché. Chamigo, vení, vamos a hacer un buen equipo, necesito un delantero, hay muchos pibes y sólo algunos mayorcitos, me dijo Pancho», describió.
«Y bueno, le dije. Si vos conseguís el pase yo voy a jugar. Esto ya no pasaba por el dinero porque era consciente de la realidad de los clubes del interior. Ahora, jugando en la B creo que debe estar mucho mejor que en aquel tiempo», manifestó.
«No sé cómo hicieron. Hablaron y habrán entregado un poco de dinero. La cuestión es que me llamaron los mexicanos y me consultaron ¿vos tenés ganas de ir a jugar a ese club? Sí, les respondí. Además, les dije a los mexicanos que volvía a jugar y que si andaba bien podían nuevamente venderme para rescatar algo más de la plata que gastaron para contratarme. No quería quedar en deuda con ellos. Siempre se portaron muy bien conmigo», reconoció.
«Y bueno, fui a jugar a Boca Unidos», resaltó Luque.
El viajante del fútbol
Nacido en la ciudad de Santa Fe, Luque reside con su familia en Guaymallén, Mendoza. Se inició como jugador en Unión de su lugar natal. Fue campeón del mundo con la Selección Argentina y ganó torneo locales vistiendo la camiseta de River Plate. «Soy un viajante del fútbol, jugué en México, Corrientes, Buenos Aires, Jujuy, Santa Fe, Salta. Fui director técnico en equipos de Córdoba, Santiago del Estero, Mendoza y Entre Ríos», repasó.
«Elegí vivir en Mendoza. Cuando dejé el fútbol no quise quedarme en Buenos Aires, allí sólo quiero ir de paseo algunos días. En Santa Fe, ciudad a la que quiero mucho, no hay mucho trabajo. En Colón, por ejemplo, soy mala palabra», soltó a modo de humorada.
Trabaja como supervisor de fútbol en el Ministerio de Deportes de la provincia cuyana, y dirige técnicamente a Atlético Argentino, equipo a quien también se lo llama «academia» o «boli», que disputa el torneo Argentino B.
«Mi cuerpo técnico está conformado por el técnico alterno Carlos López, el profesor Denis Penizzalez y como ayudante Luis Lucero. Ellos constantemente se preparan y capacitan. El profesor Penizzalez tiene 28 años, es un monstruo. Viajó a Italia, Sudáfrica y España. Si bien ahora está en fútbol preparaba a equipos de hockey. Es un profesional inquieto como el resto del cuerpo técnico. Se capacitan permanentemente y se están informando sobre todas las novedades para ponerlas en práctica», resaltó.
«Utilizan toda la tecnología disponible y sus avances. Eso en mi época no había. Todas estas herramientas no existían. Me acuerdo para la preparación del mundial ‘78 lo teníamos al profesor (Rodolfo) Pizzaroti que tenía que tener una banda de preparadores físicos para hacernos test de resistencia y velocidad. (Osvaldo) Ardiles era el más rápido y (Jorge) Olguín el que menos se equivocaba al entregar la pelota en pases durante aquellas prácticas. Hoy, con la tecnología lo hace una persona y con muchos más datos», comparó.
Un amante infiel
«Soy hincha de Unión pero también me hice de River. Puedo dar un ejemplo diciendo que estoy casado con Unión pero que mi amante es River. Soy de Unión pero cuando llegué a River me enamoré. A Unión lo llamo Luis Sandrini, así como te hace reír, también te hace llorar», ironizó.
Luque contó que como exjugador lloró dos veces por el fútbol. «Una vez fue cuando vi por televisión la imagen en cuclillas de Gabriel Batistuta abatido, triste, sentado en el banco de suplentes, cuando la Selección era eliminada del Mundial de Corea Japón en 2002, en aquel partido contra Suecia. Me metí en su cabeza, pensé que estaba pensando que era su último mundial y que se terminaba todo. Duele eso». Completó revelando que «la otra vez que lloré, fue cuando descendió River, aquel partido frente a Belgrano de Córdoba».
Tres por tres
Consultado sobre cuál de sus goles es el que más recuerda, Luque dijo que tiene presente tres. Uno a River, atajando el Pato (Ubaldo) Fillol, con la camiseta de Unión; otro, el primero que le hizo a Boca jugando para River, y en tercer lugar, el convertido a Francia para la Selección de Argentina en el Mundial ‘78.
Sus tres mejores partidos: la final del ‘78 contra Holanda, y los primeros en primera división con las camisetas de Unión de Santa Fe, y de River Plate.
Cuando se le preguntó a quién considera como el mejor jugador, también nombró a tres: “Mario Kempes fue un animal; Diego Armando Maradona hizo todo, y Lionel Messi la cara fresca”.
Fuente: Walter Joaquín Disanti
Fotos: Alejandro Gabassi
Producción: René Alberto Juez
Colaboración diario Época.